La sutileza del cuerpo femenino que se entrega a los caprichos de su Diosa, a quien admira en su belleza e idealiza en su capacidad de dar placer... Me gusta sentir que quien se somete a mí -hombre o mujer- tiembla de deseo.
Apenas comienzo a compartir mis fantasías, siéntanse ustedes libres de contarme las suyas, las más ocultas. Tengo afán por seguir comprobando que la imaginación es el mejor afrodisíaco que existe.
Saludos Amadiosa, la cosa promete.
ResponderEliminarMis fantasias (y realidades) son bastantes más duras), pero después de todo acaba como quien dice de aterrizar en este mundo, y todo se andará. Para comenzar no estaría mal sentir su culo de Diosa sobre mi cara, estando yo tumbado en el suelo, atado de pies y manos, y obligado (obligaciones así querría yo todos los dias) a lamer su maravilloso culo.
Espero seguir leyéndola.
Gracias por su comentario.
ResponderEliminarSé muy bien que mi culo produce ese tipo de deseos. Mi sumiso es feliz lamiéndolo, como seguramente usted también lo sería.