Ayer visité a mi ginecólogo. Él es un tío muy guapo, de esos hombres que se encuentran en ese atractivo limbo entre la juventud y la vejez. Tiene tanto la edad como las canas perfectas para actuar con la energía de un crío pero con la madurez de quien ha corrido en siete plazas. Mi chico sabe que este tipo de hombres me gustan, y que él, con su edad, ha sido más bien una excepción.
Desde que conozco a ese doctor me ha inspirado sexo. Siempre he tenido fantasías con él, siempre le he visto con cierto morbo allí, metido entre mis piernas, tan cerca de mi coño, preguntándome cómo me siento, cómo es mi vida sexual. Cómo me hubiese gustado que abandonara la ética y, una vez aplicado el lubricante, en vez de examinarme siguiera frotando. Cómo me hubiese gustado sentir sus largos dedos, expertos en la materia, muy adentro de mi vagina. Cómo me hubiese gustado, que en vez de utilizar uno de sus equipos, utilizara uno de los míos: un vibrador de tamaño y forma perfecta que me compró mi novio.
A veces, cuando me está examinando, logro sentir su aliento y me excito. Creo que él se da cuenta, pero no me importa. Siento el clítoris encendido y mis pezones me delatan.
Ayer, la cosa fue por partida doble. El hijo del ginecólogo es médico y tomó la misma especialización del padre. He de confesar que su pasión por la medicina no es lo único heredado, es tanto o más guapo que su progenitor y allí está, haciendo equipo, consultando los pacientes en conjunto por lo que fueron dos los alientos que sentí y que sacaron mi muy activa imaginación fuera de ese consultorio.
Me inventé que mi chico estaba allí y que su misión era propiciar una total falta de cordura en ese momento. Lo visualicé parado a mi lado, despejando la zona y sosteniendo los labios de mi coño para que los doctores pudieran hacer travesuras. Lo sentí humillado, pues los médicos le inspiran respeto, pero a la vez erecto, porque adora que yo sea así de morbosa. Lo vi, además, aprendiendo de la masturbación que me ofrecía el padre, explicándoles las reacciones de mis pliegues, la dureza de mi clítoris y cómo la naturaleza me había premiado con un coño multiorgásmico.
Mi coño aparecía en los televisores, esponjado, húmedo, hermoso, recorrido por la lengua de mi doctor. Su hijo, en cambio, mostró una obsesión por mis pies y se dedicó por completo a ellos. Ante tanto placer, busqué besar la boca de mi chico y luego le induje a concentrarse en mis pechos, completando a la perfección lo que para mí hubiese sido la consulta perfecta. Yo allí, extendida en la silla, de piernas abiertas, con tres guapísimos hombres regalándome orgasmos.
miércoles, 24 de junio de 2009
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Su imaginación no tiene límites. Recordaré esta fantasía en mi próxima visita al ginecólogo, pero tendré que cambiar de médica de lo contrario sería muy lésbica para mi gusto.
ResponderEliminarSaludos,
Enma
Ojala pudiera conocer a una Ama como tu, tan libre de preocupaciones y que viva la vida de manera relajada y sin miedos.....
ResponderEliminarLa verdad soy así de libre porque me siento una mujer exitosa, muy segura de mí como persona, como profesional y también en el ámbito sexual. He follado con quien he querido y como he querido. Ahora mismo soy una mujer afortunada que, además, ha encontrado un compañero de vida que la admira y le anima a explorarse en toda su totalidad.
ResponderEliminarEscribo aquí todo cuanto deseo y él -mi novio sumiso, como suelo llamarle- luego lo lee como ustedes lo hacen. Lo compartimos, nos masturbamos, nos follamos, y generamos más fantasías y vivencias que luego yo reflejo acá. Es todo un círculo vicioso (término nunca mejor empleado) del que nos valemos para seguir enriqueciendo nuestra ya colorida vida.
Lo cierto es que si conoces a una chica y es algo importante para ti, pues anímala, preséntale este mundo, y a lo mejor cuentas con suerte. Hay más amas en el mundo de lo que uno cree, sólo es cuestión de darles el látigo y explicárles cómo usarlo. Eso sí, ten cuidado, que luego se convierten en verdaderas maestras de la dominación.
Yo he tenido experiencias simlares, no con guinecologos porque soy hombre y sumiso, sino con peluqueras. Sentado en el sillon, mientras ellas hacen su trabajo empiezo por concentrarme en sus manos cuando van tocando mi cuero cabelludo, y después me imagino que me hacen pasar al cuarto de dentro, primero me obligan a tumbarme en el suelo, donde después de haberme cortado el pelo de la cabeza, cogen una maquinilla para dejarme el sexo sin pelo, y depués me obligan a limpiar todo y pasar a una sesión más placentera para ellas y quien se la da es este sumiso.
ResponderEliminarEncuentro en sus relatos una fuente constante de masturbación, física y mental; me gustan su estilo y estética
ResponderEliminarHola Juan (pepa).
ResponderEliminarTe extrañaba por aquí. Me gusta esa fantasía con tus peluqueras, me he imaginado un par de cosas que me generan mucho morbo.
Y a tí, anónimo, qué halago que mis relatos te inspiren. Gracias por tu comentario, lástima que no lo firmaste.
Hola:
ResponderEliminarUn Ama multiorgásmica es una bendición... y si en lugar de usar un látigo, se especializa en los juegos eróticos, miel sobre hojuelas.
Saludos
Paulo
Jejeje
ResponderEliminarEsto se ve sólo en internet.
Si una mujer me dijera "Cállate y cómeme el coño", no pasaría un segundo antes que le retorciera el pelo y la obligara a arrodillarse y chupar hasta tragarse el semen.
Saludos.
Máximo.
Que asco de mujer y no tanto por el físico sino por FEMINAZI o HEMBRISTA (que es como el machismo pero usado por algunas enfermas mentales y gracias a ellas el hombre y las mujeres decentes estan discriminados y maltratados psicologica y economicamente en España).
ResponderEliminarEs una mujer bastante subnormal, de esas que no valen para nada, que son putas BDSM analfabetas y enfermas mentales y viciosas o desviadas sexuales y mentales. Solo falta que le den una medalla nuestra ministra de "igualdad" Doña Bibiana Aído "conocida como la ministra niñata"( por su cortito cerebro inmaduro ).